sábado, 20 de noviembre de 2010

ROSA DORADA





 Tenía una rosa dorada en mi pequeño jardin, la cuidaba con esmero, a ella dedicaba los mejores minutos del día, entonaba para ella las canciones más melodiosas, mis caricias la convirtieron en la más hermosa  de las flores. Sus pétalos de noche, a la luz de la Luna, absorbían aromas que  anhelaban  las estrellas. Mimada, regalada, envidiada... creció entre plantas y flores, sin riesgos, sin  carencias, en un lecho de amor  imperecedero.

Aquel aciago día, un viento  suave asedió mi jardin,  susurrante enamoró a la rosa, se dejó arrancar por él , sin que yo pudiera defenderla, en volandas se la llevó de mi lado, lejos, donde no pudiera volver a recrear mi mirada en ella ni a sentir el perfume nacarado de sus pétalos abiertos. Se fue libremente, no quiso seguir unida a las ramas del rosal que mis cuidados amorosos vigilaban. Se fue, no fui tras ella porque había llegado el momento de que viviera su elección de vida.

Los años, otros vientos, la volvieron a mi. Al instante  reconocí aquella rosa, a pesar de la    hermosura perdida, la  que en un tiempo tuvo corona de reina en mi jardín.  Ya todo fue diferente, no hubo magia suficiente por la que  lograra recuperar su reinado, no porque otra lo hubiera ostentado en su ausencia, no porque yo no quisiera... No pudo porque sólo regresó para encontrar un lugar donde guarecerse del frío, donde reparar las erosiones del viento que  se la llevó, un lugar donde recibir la gota de rocío  de una nueva mañana, bajo el Sol que un día alimentara su perdido esplendor.  
Hoy, entre sus pétalos rasgados, ha brillado el rocío de un nuevo amanecer.


4 comentarios:

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Me ha parecido muy bonito este nicrocuento de la rosa e imagino que debe tener un fondo de realidad.
También el hijo pródigo regresó a la casa de su padre y fue muy bien recibido.
Un beso.

Marisol Cragg de Mark dijo...

Ya no era lo mismo... pero si la rosa quería solamente sentirse segura en su jardín, pues, a dejarla estar allí.
Cada decisión tomada conlleva un riesgo. Me gustó tu cuento.
Te dejo un cordial saludo.

ARCENDO dijo...

Me gusta este post por lo que tiene de ESPERANZADOR, al final vence el simple riego de una gotita de rocio para presagiar nuevos amaneceres...

Besiños luminosos.

ARCENDO dijo...

y ESE CHOPIN....., es como siempre sublimeeeee. BESIÑOS AGRADECIDOS POR ESTE BUEN RATO.