martes, 24 de septiembre de 2013

¿DE QUIEN SON MIS ESPERANZAS?

 
 
Mira, querido Capitán, esta mañana no tengo ganas de charlar, pero te agradezco que me hayas hecho recordar ese poema de tu admirado y querido José Luis Descalzo que me va a ayudar a sacar adelante este día.
 
 El caso es que tengo todos los motivos para disfrutar, continuo con Julio en San Juan, hace un tiempo precioso, el mar está de azul marino y el sol calienta sin asfixiar, el agua templadita y la de la piscina en su punto para nadar, además no hay nadie en ella, toda para el guerrillero y para mí... ¿Qué más puedo pedir?...
 
Nunca podrás, dolor, acorralarme.
Podrás alzar mis ojos hacia el llanto,
secar mi lengua, amordazar mi canto,
sajar mi corazón y desguazarme.
 
Podrás entre tus rejas encerrarme,
destruir los castillos que levanto,
ungir todas mis horas con tu espanto.
Pero nunca podrás acobardarme.
 
Puedo amar en el potro de tortura.
Puedo reír cosido por tus lanzas.
Puedo ver en la oscura noche oscura.
 
Llego dolor, a donde tú no alcanzas.
Yo decido mi sangre y mi espesura.
Yo soy el dueño de mis esperanzas.
 
José Luis Martín descalzo
 
Y, sin embargo, querido Capitán, me atrevo a hacer una corrección al sacerdote y poeta:
 
Yo no soy dueña de mis esperanzas, mis esperanzas son de Dios, si no fuera así, no podría conformarme con tu ausencia