sábado, 18 de julio de 2009

EN EL SAUCE


Aquella mañana recosté mi espalda sobre el tronco retorcido, pero fuerte, indestructible del Sauce llorón. A pesar de la drástica poda de este año, las ramas rozaban el cesped en una caricia que el viento se encargaba de expandir a lo largo y ancho del jardin. Sabía que las nuevas golondrinas mantenían una acalorada discusión sobre la rama más alta y más curvada. Su piar era más hosco que el acostumbrado, hosco y atropellado, no se trataba de una conversación normal porque las dos hablaban al mismo tiempo. ¡Vaya por Dios! me dije... , era la primera vez que, en diez años, mi espalda precisaba aquel apoyo y no por cansancio físico, sino por sentir la fuerza del sauce inundar mis huesos y mis soledades. Nunca tuve pesar por la soledad, más bien la buscaba como el que busca algo desconocido y atrayente, sin embargo, en esa ocasión ella había llegado a mi por sorpresa, sin ser llamada y no me estaba proporcionando placer alguno. Buscaba apoyo y silencio, lo más que deseaba escuchar era el leve sonido de las lágrimas del árbol al caer sobre la hierba, mas no fue posible, ellas, las golondrinas, cuchicheaban sin parar por lo que no me quedó más remedio que enterarme de su discusión:
_Vámonos que la estamos molestando.
_No, que quiere nuestra compañía.
_¿No te das cuenta que vino al silencio de las primeras horas?
_Escucha su corazón, ronronea como tú y yo cuando nos faltamos.
_¿Qué hacer por ella? si ni siquiera nos ha mirado como otras veces.
_¿Qué tendrá, qué le falta?
_No lo sé, el cielo está azul, azul, la brisa del aire es suave y amorosa.
_¿Y si dejamos caer una de nuestras plumas para que se de cuenta de que estamos aquí?
_ Es una tontería y además lo que voy a dejar caer, aunque no quiera, es eso que a ella no le gusta...
_Pero ¿estás tonta, no ves que vas a manchar el libro que tiene en sus manos?
_ Si es que con tanto columpiarte en la rama estás agitando mi vientre.
_Vámonos ya, que lo que a ella le pasa ni tú ni yo podemos solucionar.
_Ah, ¿ya lo has adivinado? dime de que se trata.
_ Le pasa que hoy le falta esto...

Alcé mi vista hacia ellas por ver qué era lo que a mi me faltaba. Y sí, el dulce chasquido de un pico contra otro me hizo sonreir. Sí, él no estaba aquella mañana y fue la soledad de mis labios lo que hizo que mis lágrimas se enredasen con las del sauce.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

sau-ce, sau-dade, nostalgia, pero todo vuelve, ya te lo dije

Militos dijo...

Tal vez todo vuelve cuando nunca se ha ido del corazón.
Un beso

Juliana Gómez Cordero dijo...

Lo que escribiste es bello y enternecedor, es lo primero que leo en la mañana (aqui son las 10am ) y me dejaste sensible para todo el día.!Esplendido!.
Un beso

LC dijo...

Bello escrito mi querida Militos

Besos con cariño para ti

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Una conversación dulce y tierna la de las golondrinas pero que deja un poquito encojido elo corazón.
Este corto relato, si me dijesen que era de Bécquer, yo me lo hubiese creido.
Un beso.

maria jesus dijo...

!Hija de mi vida! !Que cosas! Un beso