
Amistad, qué cara te vendes, aunque debo decir mejor: qué cara te regalas. Cuanto la sed por ti es mayor, más te escondes de nosotros. Eres fuerza que atrae de manera irresistible a las personas entre si, también eres otra clase de fuerza para el que cuenta contigo. Dos pueden más que uno sólo si tiran del mismo lado, si buscan el mismo fin, si caminan al unísono. Dicen que el amor todo lo puede, pero tú no desmereces esa afirmación, cuántos escollos has hecho sortear al vacilante cuando ha contado contigo en otra persona, cuántas empresas han salido adelante con tu empuje, cuántos logros en la lucha interna, cuánta luz en la oscuridad, cuánta alegría en la tristeza, cuánto ánimo en la depresión y cuánta verdad en la duda, cuánto amor en el desamor.
Hay tres edades conscientes en el ser humano y en las tres tu presencia permanece de distinta manera:
PRIMERA._
Tu imperio es absoluto en la adolescencia, tú mandas, haces y deshaces, por ti se rie y se llora, se canta, se baila, se hacen locuras, todo se gana o se pierde por tu causa, el tiempo para ti, el espacio para ti..., nada está por encima de ti, se rompe con el mundo entero si tú lo dictas, se cree a pesar de los pesares en toda tú, siempre serás la misma. Tu fuerza es tan grande que puedes conducir al bien supremo o al hundimiento en el mal. Eres amistad la felicidad.
SEGUNDA._
Puedes persistir en la segunda etapa, compaginar con la nueva familia, con el amor, con la vocación de las personas, con la paternidad y maternidad, pero tú comprendes que has descendido del pedestal. La necesidad de ti carece de urgencia, ya no eres ese imán que volvía inseparables a las personas, unía por encima de prejuicios, de diferencias sociales o materiales, hasta la vida podía ponerse en juego por ti. Tu persistes, aunque tu dominio es más sosegado, queda sometido a otros lazos más exigentes y necesarios que los tuyos. Esperas, sabes esperar, conoces que sólo se trata de una etapa natural, por eso das un paso atrás y dejas hacer...
TERCERA._
Amistad paciente, callada, tu recuperación se acerca cuando el silencio es mayor que el ruído, cuando los que te desplazaron encuentran su propio destino, cuando lo andado es mayor que lo que queda por andar. Es entonces, al parecer los fuegos extinguidos, cuando se te busca con ansiedad, cuando se te valora en toda tu verdad. Nunca en el tiempo de tu ausencia, de tu retiro voluntario, caíste del todo en el olvido, te sabíamos ahí, cerca, presente, como una reserva natural de energía, de toda ayuda a la que acudir en la necesidad.
Amistad que une sin atar, tengo sed de ti, me vuelvo ahora a ti. Ven a este lugar, ejerce ahora tu fuerza, sé la fuerza del imán.