martes, 2 de marzo de 2010

CRISTO DORMIDO


Esta noche no quiero devanarme los sesos pensando cosas interesantes para escribir. Esta noche no quiero atraer la atención de nadie. Esta noche voy a reflexionar para mi, sólo para mi. Me da lo mismo equivocarme, tener faltas de ortografía o de teclado. Únicamente me escucho yo.


Y en esta escucha, he oído tu voz. Pensé que dormías, vi tu rostro placentero y tu cuerpo abandonado al vaivén de las olas. No quise despertarte, me dije que como otras veces me las arreglaría yo sola. Y me acabas de hablar, no me cabe duda, esa idea que me acaba de asaltar no puede ser mía porque soy un zoquete. Te lo pregunto a las claras:

¿Me acabas de decir que no duermes? ¿Qué son imaginaciones mías?

¿Qué Tú nunca has estado dormido ni en la barca de Pedro ni en la mía?

¿Que cuando yo te creo dormido, no es que te haya vencido el sueño, a ti que venciste la muerte?

¿ Qué simplemente cuando pienso que no estás despierto para echarme una mano es porque yo te he olvidado, te he apartado de mi acontecer diario?


¿Cómo he podido ser tan torpe y tan ciega? Ahora lo sé porque esta noche me lo has revelado, duermes no porque te retires de mi lado, sino porque yo te he olvidado en medio de las tempestades del mundo y en medio de la calma chicha. Tal vez cuando dijiste a tus apóstoles: "Velad y orad para que no caigáis en tentación", te estabas refiriendo a la tentación de olvidarnos de ti. Ya sé que es fácil tener tu presencia cuando voy a Misa o al templo a orar o aparco los trabajos para rezar el Rosario, pero mantenerte despierto en el alma siempre es otra cosa:

Es estar alerta ante las adversidades o ataques que nos hacen saltar.

Es no perder los estribos ante las barbaridades que vemos en la sociedad.

Es no servirnos de los malos modos con el que tenemos al lado por cualquier motivo que contraríe nuestros gustos, costumbres o ideas.

Es mantener la paz en la familia, en el trabajo, en la sociedad.

Sí, tienes razón, ¿no la vas a tener? Pero hay que ver lo que cuesta en ocasiones, supone un esfuerzo, un dominio del amor propio, de la soberbia. Y te lo digo ya de antemano, si no consigo mantenerte despierto en mi interior, la tempestad, el oleaje, me hará naufragar en ese mar donde navegar no siempre es placentero.


¿Estás seguro, Cristo mío, que mantenerte despierto en nuestro interior no depende de ti? ¿Qué es trabajo mío, de nosotros los que nos llamamos cristianos?

Creo que tienes razón, que eso no lo he inventado yo porque ya dije que hoy no pensaba devanarme los sesos.
Tú lo has dicho, tú no te dejas nunca vencer por el sueño

3 comentarios:

ARCENDO dijo...

Te quiero... MAS. Este POST es un buen motivo para ello. BESIÑOS.

ARCENDO dijo...

Rezo, sigo rezando por tí, y por los tuyos, que ya son mios. Pido especialmente por tu hija, en este momento. Besiños.

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Qué bonito post, Militos, es una auténtica oración que deberíamos rezar con frecuencia y aprender de ella. Gracias por conducirnos a esta meditación.
Un beso