
Amanecí, Señor, en darte gracias:
Gracias porque me sé en tus manos,
porque del mar de mis errores me rescataste,
porque siempre tuve tu mano firme en la mía;
fuerte en mis caídas, armadura en mis batallas,
espada y escudo en mis aventuras.
Gracias, Señor, porque del barro
a tu altura me elevaste,
porque en tu Hijo me llamaste
a ser hija y ser amada, sin mirar
si fui buena o fui mala.
Con la llave del perdón abriste
para mi la puerta de la gloria
que me espera en la ensenada,
cuando recoja los hatillos de la siembra,
cuando mi alma vuele a tu regazo,
cuando mi cuerpo se rinda a tu mandato.
Gracias, Señor, porque en la vida,
gocé, viví,sufrí, amé y fui feliz,
con tu gracia, tu amor y tu misericordia;
porque me hiciste, Señor, para ti
y en el camino no me ahorraste
tropiezos y alegrias.
Seguiré adelante mientras la estrella
ilumine mis pasos y la luz del sol caliente
mi vida hasta el ocaso.
Aguardaré feliz en la pelea,
gozando de lo que me das,
día a día, sol a sol, amor a amor,
siempre libre, siempre en paz.
Siempre tuya, mirando al cielo,
pisando firme en la tierra.
No tengo prisa, Señor, lo sabes,
sólo tengo amores.