sábado, 1 de marzo de 2014

DIOS, DIOS, DIOS.

 
 

 
 
 
Mira Arcendo, hoy no te vengo con monsergas lacrimosas, hoy me he llevado una gran alegría al descubrir en Facebook, por medio de D. Joan Carreras, este poema de Juan Ramón Jiménez que me ha hecho temblar. Temblar al ver de manera tan clara y cercana la Misericordia de Dios con nosotros, sus débiles e insignificantes criaturas, por cierto que no sé si sería mejor decir creaturas porque Él nos ha creado.
 
 Ya sé que en estos momentos sonríes porque para ti esa Misericordia divina ha dejado de ser un misterio, ya disfrutas de ella en plenitud, pero para nosotros, los terrenos, aunque creamos firmemente en todo lo que a Dios se refiere, ese todo sigue velado hasta el día en que Él quiera romper nuestras cadenas.
 
Mi emoción de hoy se debe a la belleza de este poema, que según parece fue el último que escribió el poeta malagueño y donde plasma de manera real y sincera esa cercanía de Dios que debió sentir al final de su vida.
 
No quiero que pienses que estoy chalada, es que me gustaría tanto seguir compartiendo contigo como hasta hace poco compartíamos las cosas bonitas que encontrábamos.
 
Bueno yo dejo aquí este hermoso poema que bien merece la pena darlo a conocer, a mi me estremece ese Dios con mayúscula al que reza Juan Ramón. ¿Qué es este  poema si no oración?   






Partimos de Dios
en busca de Dios,
sin saber qué buscamos.

El dios con minúscula,
el dios bajo cielo,
el cielo que es mar,
sobre aire que es cielo,
¡entre aire y marcielo,
y que es pleamar, y que es pleacielo!

El dios deseante,
el dios deseado,
-¡el dios deseado y deseante!-
me trae este Dios,
un dios Dios tan DIOS
¡un dios: DIOS, DIOS, DIOS!
… que al cabo de todos los cabos,
que al borde de todos los bordes
un día encontramos.
Cada vez más suelto, y más desasido;
cada vez más libre, más ¡y más! ¡y más!
a una libertad de puertas de Dios.
Y entonces una puerta se abre… y ¡más libertad!

Estoy pasando la cuerda,
la cuerda que Tú me has tendido,
Dios mío, mi dios, ¡Dios mío!
¡Dios mío, no soples, Dios!

Siento la inminencia del dios Dios,
del Dios con mayúscula,
-el que nos enseñaron cuando niños
y no aprendimos-.
¡Dios se me cierne en apretura de aire!

Se me está viniendo Dios
en inminencia de alma!
¡Se me está acercando Dios
en inminencia de amor!
¡Se me está llegando Dios
en inminencia de Dios!

(JRJ)" Juan Ramón Jiménez
A- Dios, Capitán,  por hoy

2 comentarios:

Militos dijo...


Querida Rosa: Sé que vas a venir en cuanto puedas, jajaja... ¿Conocías tú este poema? me ha tocado muy adentro y tenía que contárselo al Capitán, aunque no sé si andará ya en estas cosas, pero bueno...
Te dejo ya un montón de besos para cuando llegues, jajaja.

Rosa dijo...

Jajaja, Militos, cómo me conoces...sí, lo conocía, ¡ay! ¡qué bonito es! Juan Ramón estremece, da en la esencia, esencia pura.

¿Chalada?, bendita chaladura.
El otro día, en una reunión de grupo, hablamos de estas cosas, de sentir la presencia viva de aquellos que se van de esta vida, pero continúan al lado, que sentimos su presencia; no sabes la cantidad de cosas que salieron, todas preciosas. Están, permanecen, es la comunión de los santos de la que tanto hablaba el Capitán (y de los Tercios blogueros, jajaja), supo muy bien dejar testimonio en su blog, y continúa... Sí, Militos, sí, estoy segura (cada día más, no se disipa, es clara) y tú también lo estás.

Te dejo un montón de besiños, así te conocí, y me hacía gracia cuando lo leía, eran besiños cargados de ternura. Te dejo todos, llenos de todo mi cariño y ternura.

El Rosario bloguero es especial, y cada sábado lo compruebo, lo sé, lo siento...

Te quiero mucho.