
Sé que no estás bien , sé que te haces el fuerte, pero en mi alberca de llantos he recogido esta noche tus lágrimas perdidas. Con ellas he humedecido la sequía de mis flores, en otro tiempo enaltecidas, frescas, olorosas, hoy sus corolas mustias no besan mariposas; la rosa amarilla aún no resplandece, la zinnia se esconde, entre los surcos terrosos, a la primavera; los pensamientos ya caídos al campo cubren de tristeza.
Sé que no estás bien, puedo devolverte las lágrimas recogidas para que en ellas sacies la sed que intentas ignorar, que disimulas con frases vanas de disculpa. No es malo tener sed, malo es buscar la saciedad en charcas desconocidas, mientras tienes, al alcance de tu mano, la fuente inagotable de surtidores llena.
¿Cuándo dejaras que espléndida resurja en ti la primavera?
Si un día, de tu huerto alejas el otoñal caer de hojas, no dudes, avísame, estaré esperando, en el hueco de mis manos el agua fresca enjugará tu escondido llanto.
ESPERARÉ, NADIE PUEDE ARREBATARME MI DERECHO A ESPERAR