HOY TE TOCA SER FELIZ

Hoy sábado que me toca ser feliz, segun el grupo musical MAGO DE OZ, y aprovechando que todos están en familia y nadie aparecerá por aquí, aunque la verdad es que últimamente, salvo dos o tres fieles, nadie se acerca ya por este blog, siento deseos de filosofar a mi manera, sólo un poco, sobre este tema mágico de la escritura a la que desde que me conozco me he sentido atraída con una fuerza irresistible.

En este ámbito, hemos de reconocer que existen escritores, en el término incluyo a los dos sexos, que te llegan al corazón y ya no puedes alejarte de ellos. No me refiero exclusivamente a los consagrados por sus libros editados, sino a todos los que hemos elegido este medio de expresión; no los conoces, no sabes de su realidad únicamente lo que ellos cuentan, pues de una manera o de otra los escritores se autografían en sus obras si no del todo, si en parte. El desconocimiento de su persona real no impide esa inclinación especial hacia ellos, ese algo que te puede, que idealiza y amas sin remedio.

Es verdad que en las palabras escritas se vierte parte del alma, sin embargo, a veces hay una sutil diferencia entre lo escrito y lo real. Y digo esto, sobre todo por mi misma que tiendo a volcar, de manera exaustiva mis sentimientos, mis ideas, mis pensamientos..., en todo lo que escribo, pero también me doy cuenta que, en ocasiones, no acaba de ser completamente cierto lo que traslado a una pantalla o a cualquiera de los cuadernos que aún conservo desde mi niñez. No se trata de que quiera parecer lo que no soy, nada más lejos de la realidad, sino que en lo escrito anida lo que desde el fondo del alma quisiera ser, pero que el confrontamiento con la dura realidad, ese choque brutal que a las personas soñadoras tanto nos cuesta enfrentar, todo lo distorsiona, convirtiendo en ocasiones, la belleza de lo escrito en un deseo inalcanzable.

Mi conclusión es que lo que a mi me sucede en este sentido, no es de extrañar suceda también a los demás, a los que idealizamos, a los que nos sentimos unidos, a los que amamos a través de sus maravillosas palabras escritas. Tampoco esto que hoy deduzco tiene demasiada importancia, espero que nadie, si es que este sábado caluroso, sofocante, alguien queda por estos matorrales de la cibernética, se me enfade o moleste, porque lo que amamos, lo que a ellos te atrae no es su propia realidad física, ya que la ignoras tal cual es, sino aquello que su personalidad escrita te revela, aquello que es lo mejor de cada escritor, si le ocurre lo que a mi, ese deseo, realizado o no, de la excelencia vital.

Sea como fuere, nunca, nunca dejaré de amar lo que la escritura, la poesía, revela de cada persona. Lo demás, la diferencia, si es que la hay, pertenece a ese mundo real de cada uno que desconocemos y al que lo más probable nunca tendremos acceso.