
Una Hoja tomé en mis manos, en un jardín de puertas abiertas. Con ella mi corazón acuné, cuando mil cábalas despierta me mantenían.
Un viento huracanado quiso arrebatármela, con él llevarla, no podía con fuerza sujetarla por miedo a destrozar su figura , frágil y fuerte a la vez. Ayuda pedí al cielo, consejo que me enseñara a retenerla sin aprisionar sus nervios, sin deshacer su tersura. El cielo en leve susurro murmuró que la dejara volar, que no fue hecha para posar por mucho tiempo en mano mortal. Con un soplo amoroso sobre ella, dejé ir aquel regalo que, sin merecerlo, hallé en un jardin abierto.
Ve Hoja, vuela libre y acalla el rompeolas de otros corazones que como el mío no duerman, ve y vuelve a mi lado cuando otro viento te pose cerca, te estaré esperando en el desvelo de cada noche, de cada duda, de cada necesidad de sentirme desvalida y humana, necesitada del calor de tu verdor. Ve y a otras manos da la fuerza y el color que hoy infundiste a mi palidez.
VE Y VUELVE