Espíritu que no hallas tu camino
que hender quieres el cielo cristalino
y no sabes que rumbo
has de seguir, y vas de tumbo en tumbo,
llevado por la fuerza del destino.
¡Detente!Pliega el ala voladora:
¡buscas la luz y en tí llevas la aurora;
recorres un abismo y otro abismo
para encontrar al Dios que te enamora.
y a ese Dios lo llevas en tí mismo!
¡Y el agitado corazón, latiendo
en cada golpe te lo está diciendo,
y un misterioso instinto,
de tu alma en el obscuro laberinto,
te lo va noche a noche repitiendo!
¡Más tu sigues buscando lo que tienes,
Dios en tí, de tus ansias es testigo,
y, mientras pesaroso vas y vienes,
como el duende del cuento, él va contigo!
Amado Nervo
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