Más de cincuenta años de mi vida los he invertido en la Infantería de Marina española, no de manera directa, pero sí de una forma tan conjunta que no podría desmarcarme de ellos. No los voy a recorrer en este post de manera detallada porque, entre otras cosas, ya están vividos, forman parte del pasado, pero sí quiero alegar que desde el primer momento en que, aún adolescente, dije sí al amor perdurable, supe que lo hacía doblemente. Conocía a la perfección que este Cuerpo de la Armada, para todos los efectos, era algo inseparable de mi noviazgo y mi matrimonio. Desde el primer momento de mi relación, Ella, la Infantería de Marina, de la que a penas había oído hablar, pues en mi familia lo que privó siempre fueron los barcos, comenzó a adueñarse de mis pensamientos, palabras y obras, nunca de omisión alguna.
¿Sacrificios? ninguno, sólo entrega a Ella por él y por Ella a España o por España a Ella, esto es algo que nunca pude discernir. Todo lo fui viviendo según Ella lo necesitaba.
Un noviazgo de cinco años con más separaciones que encuentros; a veces desánimos por la distancia y el largo porvenir; emociones y entusiasmo al ir conociéndola a través de conocerle a él; sentimientos encontrados de amor y temor, de felicidad y nostalgia, de deseos de realización e imposibilidad de llevarlos a término a corto plazo. Viví la formación militar y la formación prematrimonial al mismo tiempo, por carta y alguna que otra llamada telefónica controlada por la autoridad paterna. ¡Si el móvil se hubiera inventado por entonces! Pero lo conseguimos, nos formarnos en las dos materias y creo, modestia aparte, con un notable alto.
La primera prueba entre Ella y yo apareció cuando, el día antes de nuestra boda, no se había recibido la autorización del Ministro de Marina, Almirante Abárzuza que se encontraba de viaje oficial. Era éste un requisito imprescindible para que cualquier marino o militar contrajera matrimonio con la elegida por él. Documento que se firmaba una vez investigada intensamente la prometida en cuestión. Aquel incidente se resolvió de inmediato con la amenaza de mi Infante de declararse en rebeldía, si no se le entregaba en el acto.
Otra cuestión que creí nunca podría superar, a pesar de lo satisfecha que me sentía de ser yo misma parte integrante de la Infantería de Marina, la más antigua del mundo, coletilla que siempre escuché unida a la mención de la misma, fue la de las frecuentes noches de guardia a realizar por el susodicho Infante. El miedo que pasaba en la soledad de aquellas casas rudimentarias de San Fernando, era superior a todo el esfuerzo que ponía en superarlo. No encontré otra solución, puesto que no se me permitía hacer la guardia con él, algo que nunca acabé de entender, ya que me consideraba, de manera inseparable, esposa e Infante, que entregarme ávidamente a la lectura de libro tras libro hasta que la luz del amanecer cegaba mis ojos.
Este inconveniente se fue solucionando por sí solo a medida que los niños fueron llegando, los miedos entonces eran de distinta índole; enfermedades, catarros, asma, cinco sarampiones a la vez (no existía la vacuna) cuatro paperas, cinco varicelas...etc... Eso era pavor al que no quedaba otra que hacerle frente, tanto sola como acompañada.
Hoy no quiero alargarme más, en otra ocasión puede que me vengan más recuerdos de esta vocación conjunta de Infante de Marina, siempre orgullosa y feliz de haber sido llamada a este glorioso Cuerpo.
Este video que me llegó en Facebook, me ha tocado el corazón y ha motivado mi entrada de hoy.
VALIENTES POR TIERRA Y POR MAR
7 comentarios:
Precioso y sentido por vivido, este post. Viva la Infanteria de Marina española.
Off top. Con este vídeo, casi me convences de que tambien a traves del feisbuk se pueden conseguir cosas buenas... jajaja.
BESIÑOS.
Pues sí, querido Arcendo, también hay cosas buenas, lo importante es saber seleccionar, como ocurre con los blogs. Siempre tuve buen ojo para ello, por algo fue la Hoja del Arce mi preferido desde el primer momento. ¿Crees que me equivoqué?
Besiños marineros
¡ Que espléndiDo video y que sentido y sincero tu post en manifiesto orgullo por esos valientes defensores de nuestra Patria.¡FRLICITACIONES!
Querida Militos:
Tanto Julio como tú sois un referente en cuanto al amor pátrio se refiere.
Entrar en vuestros blogs es como cambiar el ambiente viciado de los humos del tabaco en un bar, por una bocanada de aire puro de la sierra de Guadarrama.
¡Viva la Infantería de Marina! y con ella, España.
Un abrazo.
Muchas gracias, querida Juliana, por saber apreciar mis sentimientos.
Sabes que te quiero.
Un beso grande
Terly: eres único para levantar la moral. jaja...lo del humo del tabaco seguro que te lo ha sugerido ver ahí arriba a nuestro Arcendo.
Tú también y tu blog sois bocanadas de aire puro.
Un beso
Yo tambien,Militos,siento el orgullo de ser tu Infante.Sin tu cariño,paciencia y patriotica comprension, nada hubiera conseguido.¡ Que Dios te bendiga !
DUC IN ALTUM...( Boga mar adentro hacia las Estrellas )
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