Esta noche hay en mi, silencio. Silencio del que calma, del que no necesita imponerse, te mira por dentro y dice: "Aquí me instalo". Y yo le dejo pasar porque le echaba de menos, porque mucho tiempo estuve buscándole y no le encontraba. Esta noche no importan los coches bajo mi ventana, las bocinas, los frenazos, las voces callejeras de viernes/noche. Nada ni nadie va a alterar mi calma. La agitación de los días pasados ya emigró y aunque otra parecida ha hecho acto de presencia, alguien y algo, como una frase evangélica, la ha parado en seco. Está ahí, empujando la puerta para entrar, pero mi silencio puede hoy contenerla, tal vez mañana me desborde, intentaré seguir frenándola con la noche tranquilizadora, con la palabra exacta del hermano exacto y oportuno, con la misma frase que me condujo al silencio, a la serenidad, a la confiamza.
¡Silencio! que nadie pide, que nadie impone, que llegas con la suavidad y entonación de una bella e inmortal sinfonía. Silencio silente, silencio de vida, silencio de alma, silencio de amor. Ámame, silencio pasión, ámame y haz de nuestro encuentro mi encuentro perseguido, añorado, deseado, mi encuentro de mi. Ese que esta noche descubrí en el querer de un alma que se acercó al torbellino de la mía y sin saberlo me condujo a aquel:
"HASTA LOS PELOS DE NUESTRA CABEZA ESTÁN CONTADOS"
Bello silencio el de esta noche callada que no se rompe ni con los ruídos del asfalto bajo mis ventanas.
3 comentarios:
Hola, Milito...
Es el silencio la mejor manera de estar con nosotros mismos, es buena compañía en la soledad.
Abrazos.
¿no se venden dos pajarillos por un as? pues yo os digo que vosotros valéis más que todos los pajarillos, no temáis, yo os llevo de la mano
Se nota, Amor, lo bien que aprendiste el Evangelio. Esa frase es un gran consuelo, gracias.
Mi beso
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