Tengo que reconocerlo, yo protesto mucho cuando arrastras me traen al campo, por un solo motivo, porque no hay posibilidad alguna de conexión, pero una vez aquí, pasados los primeros momentos de obcecación y rebeldía, abro los ojos a la contemplación de lo creado por Dios para nuestro deleite y me rindo, me rindo sin condiciones.
Él está ahí, como en todas partes, pero ahí, en el cielo sin contaminar, en la ausencia de estridencias y ruídos de ciudad, se le ve más cercano. En las campanas de la Iglesia que repican con fuerza, ¿acaso tocan las campanas en las ciudades para llamar a misa? yo no las oigo. Está ahí y me habla desde el madroño con restos rojizos de los frutos del invierno; en el tilo plagado ya de hojas; en la jara de flores blancas llena; en la explosión de las rosas que comenzaron a florecer coloreando paredes y verjas; en la madreselva que anuncia su perfume penetrante de anocheceres cálidos.
Dios está, hasta en esa manchas viscosas, blancas y negras como su cuerpo que las golondrinas han dejado en el banco, bajo su nido, como las huellas que dejamos los hombres en el campo y en la vida porque vivimos y vivir es marcar de blanco y negro, de bueno y malo todo lo que rozamos. Es verdad que ahora me tocará hacerlas desaparecer, pero me alegra este anuncio algo sucio sí, pero anuncio de que han regresado como siempre, como cada año, que no se olvidaron de que aquí, contruyeron la cuna de sus amores. Nunca deja de sorprenderme este empeño de las aves que vuelven siempre al mismo sitio. Es magnífica su memoria, su instinto, su fidelidad más firme que la de los humanos. Qué bien lo captó el poeta aunque afirmara que no eran las mismas, pero lo más seguro es que fueran los retoños que en ese balcón, inmortalizado por unas rimas, abrieran sus ojos a la vida. o tal vez Becquer se refería a que los distintos eran los amantes. Perdida la juventud, agostado el amor, sus ojos, su corazón, su propio cuerpo, no eran capaces de reconocerlas. El poeta se llevó este secreto consigo.
Sí, sí, Dios está ahí y las primeras golondrinas han marcado mi banco en blanco y negro
Todo empieza y verdea de nuevo y yo tengo que reconocerlo, unos días sin conexión, si te pliegas y no te niegas a disfrutar de lo que te rodea, te abre de par en par las puertas del alma y te entra a bocanadas la primavera, sin rencores, sin malas palabras, sin política ni políticos, sin nada que enturbie el gozo del alma.
Aquí en la quietud, en el silencio, en la falta de prisa, Dios es y está ¿Qué nos puede pasar? ¿Qué temer si todo está bajo la mirada de Dios? Hay una frase de Lobo Antunes que es como un tratado de Teología:
"El azar es el seudónimo de Dios cuando no quiere firmar"
Sí, Dios es y estaba ahí, yo lo he visto, por eso he vuelto porque tenía que contártelo.
PD/ Lo malo de todo esto es que a la dichosa cobertura que tanto me ha mortificado, ahora le ha dado por aparecer a ratos.
5 comentarios:
No hay nada al azar... todo está en sus manos, cuenta también con mis oraciones, para esta tarde.
Besos.
Gracias Arcendo, no esperaba menos de tí. No hay nada al azar aunque nos cause pena, todo está en sus manos y nosotros lo estropeamos cuando queremos cogerlo en las nuestras.
Gracias por venir.
Un beso
“Dios es mi pastor, nada me falta”
entre las cacerolas o en el pico de una montaña.
Y en los momentos cruciales está y actúa.
Aunque no firme en el libro de visitas.
Un beso, guapísima.
Es que Dios quiere que seas feliz en todas partes por eso te regala esas bellas postales para que te sientas asi y luego nos cuentes.
Pd. Quiero saber como te fue con el medico, mientras sigo rezando...
Dios esta ami!! y esos momentos de contemplación son los q mas nos hacen estar cerca de el....
Q alegría la oportunidad de toparse con Dios verdad?.....
Y lo de la conexión a ratitos... eso es un pequeño milagro jeje :)
Te quiero muchisisisisisisisisisimooooooo
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