¡¡LLUVIA CAE!!

No me gustan las noches calladas, silenciosas de cielo y mar en calma. Prefiero las tormentas sonoras, de luz y truenos, pero sobre todo las de lluvia suave y constante. Se respira mejor, los pulmones y los bronquios se abren, la tierra huele a humedad, pero no a esa humedad de verdín, sino a la de fertilidad que arrojas una semilla y brota la planta en pocos días. ¡Ah, si ahora comenzase a llover y no parase en dos o tres días! mi gozo sería semejante al del niño que la mañana de Reyes abre los ojos y por primera vez, encuentra el regalo exacto que pidió en su carta.


Es otro de mis sueños, que el agua me empape de pies a cabeza, que no me preocupe el peinado ni el posible resfriado, que caiga que cale que todo sea agua, que esta habitación se inunde de manera prodigiosa, que arrastre mis temores que se lleve mis malos pensamientos que haga crecer en mí la ilusión de los años pasados cuando no sabía nada, cuando era una inocente criatura que no tenía ni idea de lo que en la vida le aguardaba. Cuando no podía sospechar que una era ciberbética llegaría antes de que su vida en la tierra terminase y mucho menos que esa niña también se vería envuelta en posibles ataduras de mundo virtual.

Lluvia, lluvia para cantar bajo ella, con paragüas o sin él, para bailar y saltar en los charcos, empaparse de abajo arriba y respirar hondo que el agua entre por la boca, los ojos, los oidos...
Hacer un hueco en las manos para verterla por la cara, por los suspiros, por los anhelos, por los sueños perdidos y por los encontrados.

Lluvia ¿dónde te escondes? ¿dónde se fueron las nubes que no quieren chocar unas con otras? Hace ya tantos días que no apareces por Madrid que se están olvidando de tí y yo te necesito, como nunca antes te he necesitado. Ya no me ponen triste los días grises. Son románticos, misteriosos, estimulan la fantasía y mueven a la creatividad. No sé que más elogios puedo hacer de tí, lluvia, para que te decidas a volver y activar esta vida mustia que se me avecina, de manera estrepitosa si tú no llegas a tiempo. Me iré, sé que me iré y esta casa, esta mesa, este ordenador me echarán de menos. Tú, sólo tú, serás la culpable de tanto dolor. Luego no me vengas con llantos a deshora, aprovecha y vierte ahora, en este instante o en dos días, todo ese llanto contenido en los umbrales de la atmósfera.

Este es mi ultimatun: o vienes lluvia en dos días o no volveré a dirigirte la palabra y cuando decidas regresar me verás de espaldas a tí y completamente cubierta por el más grande paraguas que imaginarte puedas. Me pierdes para siempre, tú decides.

Te voy a dar una última oportunidad, para que veas, he buscado este video que seguro te anima a caer de una vez.

Lluvia cae___Enrique iglesias