Cruda batalla la de retener
concéntricos anillos de humo consumido.
La espuma que ha besado tus pies
y se deshace después de la ola.
La tenue ola que no llega a la rompiente,
los sueños que se fueron antes de soñados,
y los que sí soñaste, pero anclaron
en nebuloso valle de lo inalcanzable.
Y ese ansia que nace al primer grito,
creciente siempre, por encima
de los escalones alcanzados;
imposible de acallar con las migajas
del éxito estelar que sólo es,
antes de rutilar.
Duro combate el de traer al mundo realizado
lo impalpable.
Ardorosa lucha por estampillar
los imposibles.
En el arbusto sin hojas de lo cotidiano
¿quién plantará las flores?
Militos, en Noray__Noviembre 2008
5 comentarios:
Oye...que el arbusto, si tiene hojas, ahí estoy yo y mi blog para corroborarlo, eh?. Y para flores... las que tu tienes en tu huerto y yo riego con tanto cariño.
De todas formas, bonito post.
Me gusta mucho verte postear, me gusta mucho saber de tí, tus ausencias, sean por viajes o por obras, son las que de verdad me hacen sentir...la eternidad.
BESOS.
¡Si supieras cómo te quiero, Arcendo!, también ahí está mi ansia de eternidad.
Tienes razón las flores están sorprendentes, gracias a tus riegos, algun día las postearé para que veas su progreso.
Un beso del alma
Si que es una batalla llevar lo eterno a lo cotidiano. Ni que lo digas, que concentración hace falta.
Mucha fuerza la de estos versos. Un placer leerte.
Sólo quien te permite soñar o no soñar, alcanzar o no alcanzar esos sueños, tocarlos o no con la punta de tus dedos, solo Él plantará las flores cuyas fragancias perfumarán tu vida.
Un beso
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