Nada entre las manos, nada en la cabeza, en mi nada camino hacia la verdad, la verdad de una vida ya caminada y triturada, pero siempre en constante búsqueda.
Quiero ya parar, sentarme a descansar, encontrar una roca junto al mar para recalar y sentir que ya he llegado. Dime tú cuánto me queda, si tendré suficiente con las fuerzas que almaceno, si necesito más aceite en mi lámpara para seguir alumbrando a mi alrededor, una tenue luz con la que vea el resto del camino, un pabilo diminuto que sirva de señal a quien venga a mi lado. No quiero que nadie tropiece conmigo ni yo tropezar con ellos.
Quiero andar en libertad...
NADA EN LAS MANOS, NADA EN LA CABEZA Y EL CORAZÓN A REBOSAR